Todo el mundo quiere ser participe de algo grande, pero no todo el mundo puede. Inocentemente enfocamos nuestras motivaciones en el panorama satisfactorio de alcanzar la meta, ignorantes a veces del trabajo que ello conlleva o exija. La realidad de mi experiencia me ha demostrado que dicha meta no sería tan valiosa si no hubiera imprevistos en el camino y que sin la perseverancia, todo quedaría en una mera anécdota. Solamente alcanzado el triunfo, descubrireremos al mirar atrás si mereció la pena todo el sacrificio pasado. Y lo que es más importante: si eso era lo que verdaderamente buscábamos.