Una isla. Un accidente, por accidente aparentemente. Todos reunidos por primera vez y por una causa desconocida. Un lugar perdido del mundo tal como lo conocemos. Separado de lo real y lo imaginario. Único. Especial. Íntimo.

Si no te conozco, te conoceré en esa isla, en esa especie de nube flotante, que reúne a la gente sin motivo conocido, pero que que prudentemente te mostrará los caminos opcionales. No es una isla normal y corriente. Es un espacio lejos de lo que conocemos por vida, ubicada lejanamente de todo lo que creemos que es importante y no, incluso de lo que creemos que queremos. Es un lugar donde nos reunimos las personas, donde nos ponemos de acuerdo y discutimos, donde reside el amor, la amistad, donde disfrutamos y sufrimos lo que llamamos idiológicamente vida. La isla es lo más parecido al paraíso. Es un sitio donde empezar de nuevo. Sitio donde reafimarás tu personalidad, entenerás el porque de tu existencia y comprenderás que es lo que está bien y que es lo que está mal. Es un lugar donde las personas que son especiales, resplandecerán por su ausencia. Donde aprenderás a perdonar, indiferentemente del suceso. Aprenderás lo importante que es asumir riesgos y afrontarlos por el bien de la gente que quieres. Desenrrederás los lios, las confusiones provenientes del "mundo real".

No hay camino al mal que valga. Todo es unidireccional. La isla, es una vida donde se comparten experiencias con otras vidas. Es un espacio para todos, es una oportunidad de expandirse, de crecer, de ser más feliz si cabe. Por eso esa isla que tenemos dentro, que aspira florecer, o ese espacio como es nuestro planeta, donde habitamos y convivimos, lo tenemos que cuidar entre todos. Esa luz que no se apaga, es la esperanza en seguir creyendo, en seguir adelante. Es no rendirse ante nadie y ante nada. Es ilusión. No se sabe quien encendió la chispa que hay dentro de nosotros, o quien contruyó un habitat como nuestra Tierra, pero eso no importa. Lo que importa es ser capaz de disfrutarlo, de sentirlo, de no desperdiciar y aprender de las ocasiones que se nos han otorgado, intentando por todos los medios que esa luz, tan brillante y embriagadora, tan hermosa en todas sus condiciones, no desaparezca, porque desapareceríamos todos con ella. Todos los que soñamos con el bien, con el amor incondicional, con la amistad y los amigos, los que valoramos la vida y la utilizamos solo para disfrutar sus entresijos y no de para entender su oringen, poseemos el mandato de luchar por ella. No hay condiciones, no importa el pasado de cada uno. Solo importa como eres, quien eres de verdad. No hay color de piel preferente, ni altura. No importa a que te hayas dedicado o quien eres en el mundo real. En esa isla, eres tú con gente de la misma talla. Disfrutando de lo que das y también de lo que recibes. Intercambiando momentos, placeres, atardeceres, amaneceres, en definitiva, la esencia de la vida. Es como si en este planeta existiera un lugar donde existiera la oportunidad de conocerte mejor, y conocer hasta donde puedes llegar, sin que nadie antes te lo haya predispuesto. Porque aquí señores, en este micromundo, las reglas son diferente.

Anduviste perdido, durante un buen largo tiempo cuando estabas sólo. Pero ahora ya estás a salvo, te has encontrado, y no solo a ti, sino con los que andabas el largo y pesado camino de la verdadera vida. Despues, una vez todo haya acabado, cuando creas que todo se ha terminado, hayarás al impresionante. Las religiones lo preveen desde hace tiempo, a pesar de estar tambien condicionadas. Antes de partir, antes de volar al infinito, ocuparas un sitio, un lugar que no ocupa espacio. Se trata de algo que habrás construido con esas personas con las que te identificaste una vez, con las que disfrutaste y de las que te enamoraste en una ocasión. Allí, podrás disfrutar recordando para no olvidarte nunca, para que tu alma tenga siempre presente hasta el fin de la existencia, lo que aprendiste y lo feliz que fuistes. Será un sitio donde todos estarán por siempre jamás, todas esas personas, esperando para moverse y dejarlo estar.

Un día viniste, y llegaste. Conociste y viviste un lugar maravilloso. Discutiste, trabajaste y amaste. Un día te fuiste. Todo formará de parte de un eslabón que problamente no tenga fin. Pero aveces, no nos damos cuenta que tanto saber y saber sobre lo inexplicable nos quita tiempo, tiempo de felicidad, tiempo de amar, tiempo de inculcar y enseñar a bailar viviendo. Tiempo de rectificar y reflexionar, de recapacitar. No sabemos el motivo, no sabemos nada, nada más que existimos. ¿Entonces que más da? Las respuestas llegarán, pero a su timepo. Todo a su timepo. No habrá un momento exacto, ni un ahora, solo un espacio sin espacio ¿magia?. Si, la de la imaginación, que es infinita.