Cuando uno se topa con momentos decisivos, cuando uno sabe que ese momento puede que cambie mucho el rumbo de las cosas, ya sea por un tiempo o para toda la vida, entiende que la causa es el fin. Pero no es así, sino que ese fin aparente, en realidad es una causa más que complementa otro fin indeterminado en verdad. Si resulta que en febrero, los resultados de tus exámenes no son los esperados, solemos pensar que hemos llegado al final, que no hay más alternativas alcanzables. Y eso para mi es caer en un error enorme, porque para mí, el final del trayecto son solo muy determinadas cosas. Si has suspendido, falta todavía buscar otras opciones, las que sean posibles, y no rendirse ante una causa aparentemente perdida. Hay que ponerse en pie, aun a pesar de la decepción, y mirar al frente. Habrá muchas como esa más adelante, durante el trayecto, por lo que dejarse llevar por los desastres solo nos lleva al principio, a no tener nada. Y si durante la revisión de dicho examen suspenso, suena la campana, que bienvenida sea la gran noticia. Y si no, si no es posible, pues sácale partido conversando con el profesor, obteniendo información práctica para el siguiente examen. O por si el contrario, resulta que te iba a aprobar, echándote una mano, pero al final no pudo ser por causas mayores, habrá que aceptarlo tal como si la noticia hubiera sido buena. La causa era intentar aprobar. Haber suspendido solo cambia un poco el rumbo de las circunstancias. El fin no era ese aunque lo pareciese. Te dijo que ibas a aprobar, y no fue así al final, pues ya está. No te cabrees, no formes un numerito. Así pierdes fiabilidad, confianza. Y además, ante que, ante un examen que en realidad está suspenso. No, no merece la pena, porque el fin, no era aprobar, sino quizás sacar un notable. Y todavía es posible. Seguro que todavía te puedes superar a ti mismo, y pasar de nivel, sin conformarse, sin rasparse. Los muros que nos ponemos delante, son construidos por nuestras propias mentes, para fijarse metas. Pero nos acostumbramos a acomodarnos en ese muro, sin preocuparnos o restándole importancia a los otros muros que podemos superar. Hay que aspirar a más siempre, hay que tener inquietudes, siempre lo digo. Y cuantas más mejor, más aprenderemos, más experiencias viviremos, y más comprenderemos. Aprovechar tu potencial, todo el que puedas, puede que sea uno de mis fines, un poco idealista, pero práctico lo mires como lo mires. No pararé de andar, no hasta que no tenga piernas, porque tendré sillas de ruedas, ni tampoco hasta que no tenga silla de ruedas, porque podré arrastrarme con ayuda de mis brazos, ni hasta que nada. Siempre hay soluciones, siempre hay excusas para seguir tu camino. Pero hay que buscarlas, hay que encontrarlas. Y allí, en el final o puede ser que durante el trayecto, puede que encuentres lo que llevas buscando desde que nacistes, ese preciado tesoro para todos: La pura felicidad.

He aprobado Orto II. Gracias Ángel.