A veces, uno mismo se le plantean una serie de cuestiones, que debe de priorizar entre ellas. Ya sean relacionadas con los estudios, el trabajos, el ocio o yo que se, la gastronomía, es necesario ordenarlas, y dependiendo de nuestro criterio de elección, las más divertidas o agradables irán delante o detrás de las menos gustosas o atractivas.

De aquí parte la demencia de hoy, algo que he reflexionado durante días, pero cuyo origen o planteamiento no es mérito mio, sino de un muy buen amigo mío. La deducción sobre esta teoría es bien simple, pero al mismo tiempo dificultosa de exponer. Para empezar, digamos que este tema abarca dos tipos de personas:

A) Por un lado, están aquellas que priorizan las cosas buenas y dejan para el final otras que son malas, o que simplemente menos inquietudes les provocan.
B) Por otro lado, están aquellas personas que prefieren anteponer las cosas menos atractivas, y dejar así para el final, las que más les gustan.

Yo, personalmente, soy de digamos del grupo B, pero desde que me plantearon esto así, pongo en duda si lo que hago, que lo he hecho siempre sin ningún tipo de juicio racional, es lo mejor en realidad. ¿Porque? Pues la explicación lógica con ejemplo incluido es la siguiente:

Supongamos que cada grupo, el A y el B, tienen 5 trozos de diferentes tamaños de su pastel preferido por excelencia. Todos los trozos proceden de la misma tarta, pero las cantidades son diferentes, ya que existen unos pedazos más grandes que otros. Supongamos también que están en una casa rural aislados, les quedan 5 días para volverse a casa, y que quieren disfrutar todos los días de ese maravilloso pastel. Hasta aquí, todo lo que tienen en común ambos grupos, pero, sabiendo ya lo que hará cada uno de ellos, y que la meta es disfrutar lo máximo posible del pastel todos los dias, ¿cual de ambas decisiones será la más acertada a priori?.

Como dije antes, yo he pertenecido siempre al grupo B, pero cuanto más reflexiono sobre el tema, me doy cuenta de que la opción más acertada es la del grupo A, y es porque siempre disfrutan hoy de lo mejor de lo que les queda de "eso" en ese momento. Es decir, los de este grupo, de todos los trozos que les queda, deciden comerse siempre el que es más grande, y esto se puede asimilar a que disfrutará durante más tiempo. Sin embargo, el grupo B, a medida que vayan pasando los días, de lo que les queda, eligirán siempre lo peor, por lo que equivalentemente disfrutarán menos hoy.

Deducciones que saco de esto, es que los del grupo B, su gozo de hoy depende del gozo de mañana, y los del grupo A, disfrutan todo lo que puedan hoy, sin pensar en el mañana. Y al fin y al cabo, ¿en que tiempo vivimos ahora realmente?
Otra deducion, es que el grupo B, una vez delante del último trozo, es decir, al quinto día, no le sabrá igual de bien que cuando tomó el tercer trozo, por ejemplo, ya que al ser el último pedazo, inconscientemente, pensará en el trozo de mañana, que no tendrá porque no le quedará, y eso le entristecerá. No disfrutará el momento, porque siempre disfrutó del futuro. Por el contrario, el grupo A, que le daba igual el mañana, no comparará entre trozos, y llegará al último trozo, pensando en que es el mejor de todos, de todos los que les queda, indiferente de lo demás. Dará igual como era el de ayer, porque fue ayer, ni el de mañana, porque ya se habrán agotado.

Ahora, puestos a no querer comerse la cabeza, queda una opción más, es decir, un grupo C. Esta posibilidad viene a partir de plantear esta hipótesis a mis vecinos. Y es que otra alternativa, ni mejor ni peor para mi, sino simplemente menos estresante, es la del azar. Cojo los cinco trozos, los envueltos en papel albal, y los guardo en un cajón. A la hora de la merienda, escojo sin mirar. El que me toque me tocó y punto. Por lo tanto no sabré si me estoy comiendo el más grande hoy, o me tocará mañana. Las comparaciones solo procederán de lo que ya he comido, y si me acuerdo, porque a lo mejor la diferencia es tan minúscula e insignificante, que ni se percibe.

Lo que acabo de escribir puede ser más o menos práctico, pero lo que está claro es que meditarlo unos minutos, te hace darte cuenta un poco si la distribución de tus tareas, aficiones, obligaciones y demás, se rigen por preferencias de gustos o necesidades. Si haces lo que quieres ahora, lo dejas siempre para mañana, o simplemente no lo haces porque siempre antepones otras cosas para al final acabar no haciéndolas. Yo pienso que todo tiene que hacerse, cumplirse, tanto lo mejor como lo peor, sin pensar en la opción de no hacerlo. Al final, todo puede ser bueno o malo. Incluso aunque todo sea bueno, al final lo dividiremos en las que "más ganas o menos ganas tengo", en las que "mas esfuerzo o menos esfuerzo requiere", en las que son "mas complicadas o menos". Por lo tanto, sabiendo que va a ver de todo, es inevitable, más vale cumplirlas antes o después, sino algo acabará iendo mal seguro. La vida es una balanza, un equilibrio constante que hay que mantener. Y si es la vida, lo es todo. ¿que hacer primero? depende de cada uno. Como te sientas mejor. Pero piensa que para ser feliz, uno procura disfrutar al máximo de sus posibilidades. Así que si tienes la opción de hoy, coger el trozo más grande, ¿porque lo vas a dejar para mañana? ¿quien sabe que pasará mañana? Y si se tratase de un beso, de un amor, de un trabajo, ¿lo dejarías para mañana?.

Tengo que irme a clase, algo menos atractivo que otras cosas, pero seguramente mejor que otras ¿no?. Lo hago ahora o me salto la primera hora. Depende. Pero hoy elijo ir, porque puedo hacerlo y es lo que debo hacer. Un saludo!